El sábado siguiente de ese jueves me comí unos trozos de «frito»(1) con tortilla, repollo y cerveza, mientras masticaba sonaba en mi imaginación el eco que me decía: «mira que lindo tu hígado, ¡Qué sano está!, no tiene grasa, y mira tu bazo y tu vesícula, no tienes piedras, y el páncreas, los riñones, ¡Todo está muy bien!. Y agregó: «seguí comiendo lo que estás comiendo»… Upss, y ahí estaba yo con el el frito en mi boca! El recorrido del ultrasonido por mi abdomen fue un regalo que me dio mi amiga radióloga, se podría decir de sorpresa. Cierto que suena exótico pero recordemos que lo mejor que podemos obsequiar es lo que mejor hacemos. Gracias Carol.
La tarde del jueves reflexioné sobre la experiencia de entrar por mi cuerpo y escuchar los latidos de la vena aorta: PUM-pum-PUM-pum-PUM-pum, ahora se como suena mi vida en el infinito espacio interior que me acompaña. Pero aunque fascinada también me sentí un poco intrusa, asomarme donde existe una dinámica de movimiento perfecto, órganos conectados entre sí, que marchan independiente de mi voluntad y que funcionan para servirme a mi, para que yo respire, duerma, me nutra y para que yo viva como una reina. Entender eso me resultó un gran hallazgo y me hizo verme con más compasión.
El sonido del corazón de mis dos hijos en mi vientre es una memoria que ahora atesoro junto a mis propios latidos
Hace tiempo leí un excelente libro cuyo protagonista es el señor INTESTINO, se llama La Digestión es la Cuestión, escrito por Giulia Enders, una joven médica investigadora alemana que se ha dado la tarea de explicarnos todo sobre ese órgano y su relación con el cerebro. Está escrito para que todos le entendamos, esa fue la primera vez que me acerqué a comprender mi cuerpo de forma científica. Antes lo había hecho desde la perspectiva yóguica, que es otro enfoque integral y es posible que sea la razón por la que mis órganos abdominales están sanos este día.
Lo que más resuena en mi cabeza del libro de Giulia es que el intestino posee un sistema nervioso sumamente complejo, tanto que «con prudencia se comienza a poner en tela de juicio el liderazgo absoluto del cerebro». Su red nerviosa se denomina: cerebro intestinal. Ahí, ademas del proceso digestivo que es bellísimo e incluye momentos de una pulcritud absoluta, también estallan las emociones placenteras y las más desagradables.
«El intestino no solo reúne toda esa información con la ayuda de un impresionante sistema nervioso, si no también teniendo a su disposición una enorme superficie. Eso lo convierte en el mayor órgano sensorial del cuerpo. Ojos, oído, nariz o piel no son nada a su lado. La información que se deriva de ellos llega a la conciencia y se utiliza para poder reaccionar al entorno….El intestino es una matriz enorme: percibe nuestra vida interior y trabaja en el subconsciente». (pp. 152)
Esto me parece de impacto: «Todas las personas que padecen ansiedad o depresión han de tener presente que una barriga maltrecha también puede desencadenar sentimientos desagradables. A veces con toda razón del mundo, tanto después de una fase de mucho stress como por una intolerancia alimentaria no diagnosticada. No deberíamos achacar la culpa únicamente a nuestro cerebro o a acontecimientos de nuestra vida, ya que… somos mucho mas que eso» (PP. 164)
Nos cuenta la Doctora Enders que hasta hace poco mas de diez años se ha empezado a investigar con detenimiento al Sr. Intestino, hasta entonces era un órgano subvalorado. Acá les comparto datos sueltos que he subrayado en el libro que me han parecido curiosos:
Aproximadamente el 80% del sistema inmunitario se encuentra alojado en el intestino y a la vez es el encargado de producir el 95% de nuestra serotonina
- Nuestra saliva contiene un analgésico más potentes que la morfina, se llama opiorfina y fue descubierta en 2006, esta nos protege del dolor excesivo y también contra el exceso de bacterias dañinas
- El 75% de las personas dejan de digerir la lactosa al hacerse adultos. Fuera de Europa Occidental, Australia y Estados Unidos es muy raro que los adultos sigan tolerando la leche
- El estómago acuna de un lado a otro los alimentos por unas dos horas, esta aplasta los bocados hasta convertirlos en partículas de 0.2 mm. Pero un trozo de carne puede bambolearse hasta seis horas
- Una hora después de digerir algo, el intestino delgado empieza a limpiarse, proceso durante el cual el portero del estómago, el píloro, abre solidariamente las compuertas y barre sus restos hacia el intestino delgado quien a su vez acepta el trabajo y genera una POTENTE OLA que arrasa con todo a su paso. Visto desde una cámara ha asombrado incluso a los científicos quienes le han apodado al complejo motor: «pequeña ama de llaves»
- Cuando escuchamos gruñir a la panza no es por hambre, sino porque solo hay tiempo para limpieza entre digestión y digestión. El intestino delgado es tan meticuloso que si lo visitamos dos horas después de la digestión lo vamos a encontrar reluciente y casi sin olor
- Cuando tenemos miedo, el cerebro espanta al intestino grueso, entonces este ya no dispone de tiempo suficiente para absorber líquido y el resultado es diarrea por miedo
- Nuestra microbiota intestinal llega a pesar 2 kilos y alberga a unos 100 billones de bacterias. Un gramo de heces contiene mas bacterias que seres humano en la Tierra. Estas trituran comida no digerible por nosotros que aporta energía al intestino, fabrica vitaminas, descomponen sustancias tóxicas o medicamentos y entrenan a nuestro sistema inmunitario, entre otras funciones
Adquirir practicas saludables es una forma de empoderarte como persona
Todas esas funciones las coordina el sistema nervioso PARASIMPÁTICO, localizado fuera del cerebro y la médula espinal, este es el encargado de realizar las acciones voluntarias e involuntarias de todos los órganos del cuerpo y también nos permite sentir por medio de los sentidos. (Solo como información adicional, el sistema nervioso CENTRAL, ubicado en el cerebro y la médula espinal es el que nos permite pensar, aprender, razonar y mantener el equilibrio).
Quizá se pregunten de qué sirve saber todo esto, mi respuesta es simple: para entender que nuestro cuerpo es bellísimo y tenemos que hacerle una reverencia, pero lo tenemos en tal olvido que solamente nos acordamos de él cuando nos enfermamos. He escuchado a personas decir: «ya le dio hígado graso / ya se le subió el colesterol / yo heredé la diabetes/ mi hernia discal duele mucho», suenan con tal resignación como si se tratara de cumplir años, -algo que sin lugar a duda tiene que suceder-. Incluso algunas personas dicen: «yo ni caso me hago»… Pienso que no es bueno ser obsesivos pero tampoco ser tan descuidados, a veces se presta más atención a los chequeos de los vehículos -cada 5 mil km- que a la mala digestión o a los músculos tensos. Esos síntomas incómodos son el lenguaje del cuerpo para pedir atención.
El cuerpo es tan agradecido que apenas cambiamos de hábitos alimenticios o incluimos algo de ejercicio nos mejoramos notablemente, entonces no hay que esperar que llegue doña enfermedad para empezar a practicar la salud.
En el hinduismo, el budismo, la medicina oriental, el reiki y otras corrientes de pensamiento similares hablan de los centros energéticos que tenemos en el cuerpo, se definen siete puntos principales llamados chakras, en cada punto se concentran aspectos específicos de nuestra salud emocional y física. Por ejemplo el tercer chakra de abajo hacia arriba se llama Manipura (en sánscrito significa ciudad de las joyas), se aloja debajo del estómago y justo al inicio del intestino, a nivel de la primera vértebra lumbar, y está relacionado con la digestión, con el autoestima, la toma de decisiones, con el enojo y el control.
En yoga existen algunos tipos de respiración y ejercicios físicos que ayudan a nivelar todos los chakras, al igual que en acupuntura. Sin embargo considero que el ejercicio más importante que cada persona debería realizar es conectar con su propio cuerpo en los tres niveles: espiritual-mental-físico, respetando la sabiduría interior, nutriendo a la mente y cuidando al cuerpo.
Mirando hacia tu interior quizá logres maravillarte igual que yo y reconocer la inmensidad de tu existencia. Es posible que incluso logres amarte un poco mas y conseguir algo de paz.
(Por cierto, no he vuelto a comer frito).
Notas: 1) En Nicaragua el frito es un trozo de carne de cerdo cocinado en su propia grasa, no es saludable y generalmente se come en algunas ocasiones, aunque hay algunas personas que acostumbran a comerlo como desayuno o merienda
2)Las ilustraciones en blanco y negro pertenecen al libro La Digestión es la Cuestión
Como siempre, me encanta cómo te expresas. Ciudad de la Joyas, muy interesante, casi increíble cómo se da el misterio de la vida. De nuestro organismo, sin que intervenga nuestra voluntad, como por arte de magia. Soy de las personas que como todo lo que me gusta, aunque después sufra con mi digestión.
El tener toda esta información me obliga a cuidarme más y tener una vida más saludable. Lo bueno es que no cometo esos errores muy seguido y que hago ejercicio físico. Pongo en práctica diariamente los ejercicios respiratorios y algunos tips para relajarme que vos me has enseñado.
Un beso, Pinita
Que bueno! siempre es importante saber mas de nuestro cuerpo!!
MUY BUENO MARI
Muy bueno querida Mariux! Tratando de mimar al Sr. intestino lo mejor que se puede.
Al intestino y a todos los organos!!