Belleza

Por María Xavier / Noviembre 21 del 2013

Yo no la conocía porque no doy seguimiento a los concursos de belleza, pero cuando la vi agitando las alas dentro del traje de fantasía Zanate Negro quedé tan impresionada que lo vi repetidas veces y empecé a querer imitar su coreografía, pero yo tenía puesto un pijama y el pelo amanecido, me vi en el espejo más bien como una zanate sucia, una total «looser» y desistí. Hay cosas que son para las bellas y las diosas, entonces solo pensé: «esa chica promete».

Desfile en traje de fantasía, inspirado en el zanate, ave negra muy común en Nicaragua, del diseñador nicaraguense Jorge Salazar

Así conocí a Sheynnis Palacios, ahora Miss Universo 2023, nicaraguense. ¿Leyeron eso? es de mi país ¡Nicaragua! , sigo atónita igual que todos. Es que mi país es el segundo más pobre de América Latina y está en manos de un gobierno represivo, ahí no pasan cosas buenas, estamos acostumbrados al sabor amargo de las desgracias, no destacamos en deporte, ni en ciencia, ni en educación, menos en belleza porque para todo eso se necesita financiamiento, patrocinio, dinero.

La noche del certamen yo estaba en el teatro oyendo a un grupo musical con Fran, se rumoraba que a Sheynnis le podría ir bien, el gurú venezolano Osmel Sousa, experto en misses había vaticinado que este año se llevaba la corona mi país. Aunque esas cosas jamás suceden en Nicaragua yo decidí jugar con la ilusión y me pasé todo el concierto en el WhatssApp –regañada por Fran–. Cuando supe que había ganado no pude ni gritar. El resto es literalmente historia, la gente en mi país lanzó «cuetes» sonoros al cielo, se tomaron las calles, bailaron en medio del tráfico, hubo caravanas de vehículos, corearon el himno nacional, desempolvaron la bandera azul y blanca, las redes sociales saturaban la conexión, lloraban, brincaban, bebían, comían hasta reventar, sonaban las pailas, se abrazaban, las revanchas políticas se disolvieron por unas horas, seguro esa noche hubo mucho sexo, hasta intelectuales de mente dura se sumaban al bullicio, era un total frenesí. Yo desde el país vecino solo pude brindar con amigos nicas y ver las celebraciones en mi celular.

Al día siguiente cuando me desperté sentí hondas ganas de decirle al mundo que yo también soy de Nicaragua, entonces hice algo que jamás había hecho durante mi exilio, colgué la bandera en la entrada de mi casa, amarrada en el balcón, donde mis vecinos pudieran verla agitarse y supieran que estábamos celebrando. Venía probando por varios años el sabor amargo de las tragedias sociales y había guardado la bandera en una gaveta donde no pudiera verla, supongo que es una de mis estrategias para seguir adelante sin sentir más drama.

Sheynnis, nuestra primera Miss Universo nacional y centroamericana me hizo sentir orgullosa de mi nación, sentí júbilo, junté las piezas del rompecabezas: coloqué a Ometepe otra vez en medio del lago Cocibolca, al volcán Masaya a orillas de la carretera, al volcán Momotombo cerquita del lago Xolotlán, armé nuevamente a Managua con los carretones jalados por caballos raquíticos acarreando leña en medio de las rotondas, las camionetas cholencas(*) con enseres domésticos o con chanchos amarrados en las tinas, con los buses urbanos andando de lado repletos de pasajeros, con esas calles llenas de publicidad desordenada anunciando las rebajas del «black friday», me hizo poner a los «firulais» o perritos callejeros capeando los carros, y a los miles de caminantes asoleándose a 33 grados de calor comiendo frito los lunes en la mañana, a los niños pobres que piden dinero en los semáforos, ubiqué esa decoración cursi del gobierno, también las casas de concreto al lado de las casita de lata, la vegetación seca en verano y montosa en invierno. Sheynnis me has hecho sentir ternura por mi país otra vez.

Estoy segura que cada nicaraguense, dentro o fuera de ese triángulo de tierra ha sentido como se le mueve más de una emoción con la corona de Sheynnis, la historia se construye en colectivo, todos podemos contar qué sentimos, cómo lo vivimos, se que a más de alguna persona se le abrió un portal de esperanza en el futuro, dicen que quizá esta sea una señal de que el cambio político llegará pronto. Así de poderoso es el triunfo de nuestra Miss Universo, así resuena en el pecho de mis paisanos, así vibra mi corazón también. Somos de un país exuberante, caluroso y muy pobre pero que hoy nos ha tocado celebrar a la belleza en todas sus dimensiones.

Gracias por resucitarnos Sheynnis, Miss Universo 2023.

Notas: Cholencas: en mal estado, algo que está viejo.

3 respuestas a “Belleza

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