Por María Xavier Gutiérrez
Viernes 15 de marzo, 3:10 pm
Era mi cuarta visita a la clínica esa semana. El hombre entro a la sala de espera, nos miró y luego de 4 segundos sacó un revólver y nos apuntó. Me costó entender un par de segundos que un asalto me estaba pasando a mí y a mi hijo de 11 años. Nunca me habían apuntado en mi vida. No recuerdo las palabras exactas del asaltante pero nos dijo que nos metiéramos al fondo de la clínica. En ese momento entro otro sujeto, armado también.
Yo por acto reflejo entregue mi cartera, le dije a Diego que dejara su Nintendo DS (video-juego) y me acompañara. Frente a mi estaba otra mama con su hijo que hizo lo mismo que yo. Dentro, estaba la dentista en shock, emitiendo un grito apretado y encogiendo su cuerpo, le habían puesto la pistola en la cabeza mientras trabajaba concentrada en la boca de un niño de 4 años.
No sé de dónde saque la calma pero logré decir a la doctora: “tranquila, vamos, tranquila”, ella se compuso y entramos al baño, donde nos metieron a todos, éramos 4 niños y 5 mujeres. Al ratito, uno de los asaltantes golpeó la puerta y preguntó por la caja chica, la doctora respondió con voz tranquila y sumisa que no había porque no habían abierto en la mañana, él insistió. En ese momento pensé que podría ponerse violento y me angustié. El hombre se alejo de la puerta.
Los niños estaban serenos, yo tocaba el pecho y la cabeza de mi hijo y trataba de ayudar a que estuviéramos en calma. Respiraba hondo, sugerí que los niños se sentaran en el suelo, lo que era muy difícil por la falta de espacio. Al ratito, la mama de los otros niños se atrevió a abrir un poquito la puerta para ver si ya no estaban. Ya no estaban!, salimos con miedo pero íntegros.
El asalto duro máximo 7 minutos, pero mientras lo viví sentí que se me escapaba la vida. Metida en el baño, con mi hijo enfrente pensé, es así como acaba nuestra vida? Mientras fui rehén no tenía donde escapar y pude sentir en mi cuerpo el terror que han sentido millones de personas en el mundo que han sufrido torturas, secuestro, violaciones, amenazas… A pesar de la situación, reaccioné con tal calma que me sorprende ser capaz de ello.
Miércoles 13 de marzo, 6 am
Era mi tercer visita a la clínica y ni si quiera pude dormir del pánico que me generó la idea de ir al dentista otra vez. El día anterior había ido con tranquilidad a hacerme un procedimiento sencillo, recubrir con una capa de “quien sabe cómo se llama el material”, una calza que empieza a fracturarse. Justamente en el único lado donde puedo masticar puesto que en el otro lado -por ahora- no tengo muela, tendré hasta dentro de 9 meses aproximadamente. Así de simple.
Mis nervios son sensibles y cualquier ácido o anestesia local me los irrita. La idea de sentir dolor y de quedarme sin poder comer me disparó pánico. No dormí y me desperté llorando como niña, reprimía mi angustia pero no podía salir de ella, me obsesioné. Imaginarme en la silla de la doctora me generaba un peso en el pecho, me sacaba el oxigeno, me sudaba las manos. La cita era a las 10 am y la pase para las 3 pm. Me paralicé.
Me tomé un te relajante cargadito y una pastilla para la ansiedad. Llamé a una amiga sicóloga y le pedí ayuda. Con la ayuda de todo eso logré calmarme un poco. Sin embargo a las 3 de la tarde me ayude con otro relajante. Aclaro que nunca tomo relajantes pero los necesité.
El procedimiento fue tan sencillo y rápido que al compararlo con el ataque desproporcionado de pánico me preocupó. Sin duda debo trabajar en eso.
Lunes 11 de marzo, 8 am
Trato de ser organizada, anoto en mi agenda telefónica citas al doctor, reuniones de trabajo, entrega de notas en el colegio de mis hijos, pagos pendientes, actividades culturales y muchos detalles más porque no me fío de mis neuronas. Al anotar mis actividades, la semana parece segura y el futuro parece cierto y llano, imperturbable.
Este lunes debo llevar a mi hija a una limpieza de dientes y creo que voy a pedir a la doctora que revise mi muela. Si hay espacio traigo a mi hijo el viernes, –pensé-.
Sobirna, como lo narras, tan graficamente se puede sentir el pánico que vivieron todos, puedo imaginarmelo, puedo sentirlo también, la angustia y miedo lo absorverán lentamente, es un proceso de asimilación, pero lo superarás, escribir las reflexiones ayuda mucho, TQM
Ay, me vi metida en ese baño claustrofóbico, y con el corazón a mil. Uno lo planifica todo, o casi todo…
Mari, quisiera que no hubieras pasado por esto ni vos ni Diego. Pero el escrito me encantó. Excelente técnica narrarlo hacia atrás, y apuntar cómo nos planificamos la vida sin pensar a veces en lo efímera que es, y en lo importante que se vuelve no angustiarnos más de la cuenta por algunas cosas. Lindo.
Como siempre bellos tus escritos, como los narras y tenés la capacidad para expresar las emociones. Bello el escrito, no los hechos valga la aclaración. Como dice Dña. Lucía y Gabriela nos situas allí en vivo y a todo color, reconcholis esa angustia que se asoma al seguir leyendo. Que fortaleza y temple demostrastes ese día 15. Y si uno propone y la vida dispone.
Cuando leí el título del artíclo lo primer que se me vino a la cabeza fue la canción de Luís Enrique (salsero): Yo no se mañana, yo no se mañana si estaremos juntos o si se acaba el mundo…. y zasss comiencé a leer, cuando terminé continuó la canción. Cuan verdad, yo no se mañana….Que alegre que no pasó a más y todo salió bien. Abrazo.
Que miedo!!!! Definitivamente estamos en las manos de Dios, en cuestión de segundos nos puede cambiar la vida para siempre…
Te felicito por tu fortaleza y serenidad en momentos horrendos.
Un beso
Mari, no sabia nada! Gracias a Dios estan sanitos, pobre Diego, que experiencia mas fuerte! Pero haciendo reflexion, la vida la tenemos al borde de un filo, en un hilo, y solo Dios tiene el control. Me alegra saber que estan bien, y te felicito por la calma y control que tuvistes, eso contribuyo en mucho para que no pasara a mas. Besos.
Ya me habia contado MariaAmanda de esas circunstancias que viviste con Diego y realmente me asuste mucho, porque en un mes he conocido de tres eventos parecidos: asaltados a mano armada, incluso en un reparto por donde yo camino. Difundir tu experiencia ayuda tomar conciencia de una cosa que dicen los analistas de todo el mundo: Centroamerica es la region mas violenta de America Latina. Y ya quedó atras aquello de que nuestra Nicaragaua es la mas segura en cuanto a seguridad ciudadana. Por ese motivo, hay que seguir haciendo sin miedo lo que debemos hacer todos los dias, pero estar alestas en la calle y en la casa. Segui escribiendo que lo haces muy, pero muy bien. Yo te seguire .
saludes sobrina,
Nadine