Por María Xavier Gutiérrez
Llegué a Suiza en 1991, me quedé por 10 meses, breve tiempo pero intenso. Yo llegaba de Nicaragua donde crecí en medio del bloqueo económico y en ambiente politizado, de guerra. Acá las cosas eran austeras y color verde olivo, en contraste, las vitrinas de Ginebra con los chocolates, con los jamones, las tiendas de música repletas de los ritmos que soñé escuchar, las calles con color, jardines, personas en patines. Se introdujo en mi genética mi primera impresión en las aceras de Zurich -allí aterrizo mi avión-, se me impregnó el sonido de ese primer mundo, el golpe del aire en mi piel, el olor de las calles, el sonido de las personas en las aceras, el sabor del salchichón con pan que compramos camino al carro… recuerdo a Alaín chineando a mi madre en mdia calle y dandole vueltas. Esa es una imagen de felicidad que guardo dentro.
Ese mismo año -1991-, un grupo de panameños, mi amiga Johanna y yo, conversamos con Rubén Blades después de un concierto que él dio e Lausanne Suiza. Para ese momento nadie contaba con más carretes de fotos en sus cámaras mecánicas, ni con lapiceros para un autógrafo. Hablamos de su programa político pues estaba corriendo para presidente de Panamá con su partido Papá Egoró, -perdió las elecciones-. Fue súper amable y tenía un rostro de bebe.
En 1991 me hice aficionada a la fotografía cuando Alaín, -esposo de mi madre- me prestó su cámara Minolta, que días luego me robaron en el tren rumbo a Madrid. Ocupé mis pocos ahorros del viaje para reponérsela, pero al final él me la regaló. Alain era una excelente persona que ya no está con nosotros, espero nos cuide desde el más allá.
En 1991, con 21 años, me perdí de Richi en Paris durante un concierto multitudinario -350 mil personas-. Me acosaron pandilleros, pedí ayuda a la policía y finalmente amanecí en casa de un amigo del colegio, Rolando, que allá vive aún, -a quien no veo desde entonces y de quien estoy eternamente agradecida-. Esa fue una experiencia de gran vulnerabilidad para mí.
También en 1991, junto con dos amigos más fuimos a un parque “de las agujas”, como le llamaban en Zurich a las áreas donde los usuarios de drogas consumían con permiso de la ciudad. Personal de Cruz Roja preparaba las drogas para que se pincharan con agujas descartables y evitaran la transmisión de VIH. Muchos estaban idos, alucinando, otros hiperactivos, todos desnutridos, moreteados, demacrados. Recuerdo esa experiencia con dolor porque es la única vez que he estado rodeada por tantas personas sin espíritu, llenas de tanta tristeza, tan enfermas del alma y del cuerpo. Me consuela la esperanza de que algunos de ellos se hallan rehabilitado y hoy vivan mejor.
Nunca imaginé que nunca regresaría a Suiza. A veces sueño que tendré otra vida para hacer las cosas que no he hecho, pero apechugo hondo al segundo porque solo esta tengo y cada día el calendario me resta un día.

Me encantó tu articulo dedicado a Alllan (Alain), no solo por eso, aunque merece eso y mas. Me gustó porque es relajante la manera como escribis, lo haces muy bien. Como lectora, he aprendido a leer rapido para catar la calidad. Tiro la mirada en segundos, al inicio, al medio y al final, y eso me basta para escoger leer o leer lo que tengo frente de mi. En este caso, van dos o tres experiencias con vos y si que me gusta, el estilo y las razones.
Abrazos sobrina, adelante.
Nadine
Alain, el eterno niño feliz. Hizo lo que quizo, tan lindo el. Bello! simplemente lindo. Me encantó. Condensastes las experiencias vividas y sentidas en una cuartilla. Excelente. La capacidad que tenés de aprender de cada experiencia vivida y recordar en detalle el sentimiento que evocó ese momento. De permitirte identificar que sentistes en determinado momento y aprender de ello es maravilloso. Gracias por compartir Mari! Abrazote.
Hay un proverbio árabe que dice «Aquello que pasó está muerto» Así es. El pasado no se olvida ni se rechaza. Se recuerda con respeto y amor porque ha fortalecido las experiencias que nos han llevado a ser aquello que ahora somos. Ha sido una escuela done hemos probado, nos hemos equivocado, nos han aplazado, hemos aprendido, madurado.. Pero hay que dejarlo en la vitrina del salón y de vez en cuando, como has hecho hoy vos, desempolvarlos, sacarlo para enseñárselo a los amigos, una anécdota aquí y otra por allá para contarle a los hijos – pero no muy seguido – y después basta! Solo el presente no es una iusiòn, es la única realidad. La única que yo puedo vivir y veo con alegría que estas invirtiendo en tu presente y seguro podrás disfrutar de ese ahorro plenamente. Suerte María Xavier.
Muchas gracias por sus comentarios! me estimulan a seguir escribiendo. Yo también creo que el pasado tiene su lugar, su cuartito, su espacio, pero me gusta revisar las lecciones que me ha dejado. abrazos, con mucho cariño a las 3.
Mary, bellas reflexiones de tu intenso viaje a Suiza, describes a Allan tal como fué, siempre alegre y feliz, no dejes de enviarme tus reflexiones porque las disfruta mucho, la forma descriptiva de tus narrativas es lo que me da tranquilidad y además son motivadoras, continúan escribiendo siempre… TQM
Tia Lu, que bueno que le gustan mis escritos, yo agradezco mucho sus comentarios. besos, tqm también!
No conoci a Allan pero debe haber sido un tipazo. Muy bonito tu escrito, besos
Felo, hubieras gozado con el. Ademas cocinaba divino y fue guerrillero en el 79 en el sur de Nicaragua.
Qué bonita entrada. Me hubiera gustado conocerlo. Cuando vengan a visitarnos nos damos una vuelta por allá también, asi te quitás un poquito las ganas 🙂
Soy hija de Alain Cropt
Hola! dónde vives? me podes escribir a mi mail: nicaurbana@gmail.com
Hola Tatiana, dónde de vivis? escribime a mi mail: nicaurbana@gmail.com