
Por María Xavier Gutiérrez
En la isla Jesús Grande el atardecer del 31 de diciembre del 2012 me azoto un viento que se llevo mi año viejo. Así lo despedí porque creo firmemente que cerrar ciclos me abre el futuro, y mientras el viento traspasaba cada célula de mi cuerpo agradecí a la vida mi existencia y entregue todo aquello que no necesito traer en el 13.
La naturaleza me conmueve y me estremece, por eso, mientras el viento me sacudía el pelo y la ropa también sentí ganas de llorar y tuve escalofríos desde los pies a la cabeza, fue tremendo. A eso llamo tener una experiencia espiritual.
El viento llego acompañado de un espectáculo de nubes que anunciaban un huracán y el monte seco parecía que iba a arrancarse del suelo. Los animales corrían y las aves cantaban alegres o asustadas. Mis acompañantes buscaban refugio pero yo solo quería quedarme allí y volar.

Linda la entrada y la foto. A veces nos hacen falta ese tipo de sacudidas para volver a poner los pies sobre la tierra. Disfrutá tu aterrizaje pues. Poné más fotos :). Besos.
Asi es Gaby, tenemos que saber subir con alas y aterrizar con dignidad.muchas gracias por tu apreciación!!