Ensayo

DSC00677[1]

Por María Xavier Gutiérrez

El otro día en una sala de espera una mujer que hablaba por celular decía: “pero si él nunca te ha querido…. Entonces para que se fue a confesar?…. ya como de 6 meses la panza….” Ella contó para oídos de todos los presentes el rosario de infelicidades de su amiga.
Por otro lado, se de una mujer que vive con el marido en casa porque sus hijos de 25 años no desean que él se valla, debo agregar que solamente ella trabaja. En otra ocasión conocí a una mujer que criticaba ferozmente la boda de su sobrina.
También conozco a una mujer que a pesar de ganar su propio dinero se siente dependiente. Otra mujer que no solo gana su dinero -si no que es una gran empresaria-, le entrega su vida a un hombre que… bueno, para que hablar!. Y hay una mujer mayor que guardó un secreto toda su vida -que todos conocían- y el secreto la consumió por muchos años.
Hace una semana vi a una mujer bella porque cuidaba con esmero su físico y su atuendo, eran las tres de la tarde, ella llegó con cinco niñas y su esposo a tomar refrescos a una cafetería, con un traje que yo usaría en una gala.
También hay hombres con vidas parecidas, se de uno que recuerda a su novia de hace 25 años y la cela enfermamente, y supe de uno que en el divorcio quería dejar a la mujer en la calle, teniendo un hijo con discapacidad –de estos abundan-.
Creemos que estas situaciones son normales, pero en realidad no, todo eso está mal. Cada una de esas experiencias refleja vidas entregadas a conflictos, envidias, complejos, remordimientos, apegos, infelicidades, esclavitud y vanidad extrema que solo reproducen las historias de las novelas mejicanas y vice-versa.
Tenemos en nuestra comunidad a mucha gente que vive mal, yo no soy experta pero creo que hay algunas razones para ello, uno: porque nos han enseñado que el sufrimiento es una virtud, y eso se lo debemos en mucho a las diversas religiones. Dos: porque la mayoría de nosotros creció en hogares disfuncionales, donde siempre hacía falta algo, el padre, el amor, la seguridad etc… Tres: porque también vivimos en países disfuncionales donde no confiamos en los líderes ni en la justicia, ni tenemos expectativas positivas de nuestro entorno, -yo creo que eso afecta la identidad y dignidad del colectivo-.
Pero volviendo a la persona, sabías que vivir mal emocionalmente produce enfermedades físicas? caída de pelo, manchas, colitis, cáncer, hipertensión, diabetes y muchas más. También es triste pensar que al vivir mal nosotros, se lo transmitimos a nuestros hijos y amigos. Para revertir estos males o evitarlos yo propongo que ensayemos otro estilo de vida.
Al respecto, en mi experiencia puedo contar que me han tocado momentos duros emocionalmente, por ejemplo a veces era tan colérica que después de un arrebato caía agotada por uno o dos días, también fui arrogante y eso me alejó de experiencias hermosas. Pero por alguna razón tuve la lucidez de entender que no me sentía bien de esa forma y quise ensayar otra vida.
Hoy trato de vivir en positivo, confío mucho más en mi instinto, si algo me inquieta es que debo actuar diferente, evito engancharme en cuechos, no disfruto las críticas destructivas hacia otros, evito escuchar y emitir expresiones negativas, practico el elogio y las palabras cariñosas, -hacia otros y hacia mí misma-.
Algo súper importante es que trato de rodearme de personas sabias, que hablen el mismo lenguaje de paz que yo. De estas personas aprendo mucho y sobre todo, alimentan mi autoestima.
También me ha funcionado darme tiempo de calidad, abrir espacios que me cultiven física y espiritualmente, imponiéndome pequeñas metas que al alcanzarlas me siento una mujer bendecida y una completa guerrera, que toma la vida por los cuernos!

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Blog de WordPress.com.

Subir ↑

A %d blogueros les gusta esto: