LO PRECIOSO

POR MARÍA XAVIER / Italia, Enero 2024

Hay mañanas en las que me levanto de la cama temprano, un poco entumida para ser sincera, pero me flexiono de un lado y de otro, el torso y los tobillos también, camino como araña fumigada hacia el baño y luego me preparo para hacer la cama, estiro las sabanas, sacudo las almohadas y pongo el edredón, esos instantes son perfectos cuando acto seguido extiendo el mat de yoga y hago una parada de cabeza o algunos movimientos que acomoden mi espalda y calienten mis piernas para salir caminando como la Miss Universo: Sheinnys Palacios.

Hay mañanas como la de hoy que en cambio, dormí hasta las 11 am y terminé con algunas pesadillas; estoy en Italia y después de caminar un maratón cada día lo que hoy menos quería era activarme, tengo gripe y decidí tomarme el día off, hoy quise hibernar, quise la pereza. Aún así, hice avena caliente con leche de coco, canela y manzanas en trozos para mi hija Belén y para mi, hice muchas infusiones y vi el sol desde la ventana, abriéndola de vez en cuando para sentir un poquito el frío por la nariz.

Esta tarde, tumbada yo en un sofá hablé con mi mamá por video llamada, ella desde el calor de Nicaragua me enseñó su patio y sus plantas que riega cada dos días, me contó que le da pesar cortar las ramas-desparramadas de sus matas. Yo soy parecida a mi mamá y a mis tías, adoramos las plantas y nos encargamos de ellas, yo las planto, les quito las hojas secas, les elimino plagas, les lavo el polvo, les pongo decoraciones, riego, abono y les procuro la adecuada iluminación, a veces hasta les hago concierto con el bowl tibetano.

Hace unos días que visitamos el nuevo cuarto de estudiante de mi hijo Diego, me llevé la sorpresa de encontrar un cactus vivo en una mesa al lado de las fotos familiares, «costó un euro» me dijo, «es bello y eso no importa» le dije, son muy independientes y solitarios y si tienes paciencia puedes ver sus flores, pero tiene que recibir sol, le recomendé.

Quizá yo antes fui una cactus porque siento que los conozco bien, tenía muchos en Nicaragua y cuando vendimos la casa para irnos del país los dejé en herencia a amistades y familiares. Era un patio grande y también saqué tallos con raíces de algunas palmeras exóticas para que fueran a vivir en otros rincones, varias se fueron en sus maceteros, regalé orquídeas, una flor del desierto, suculentas, había plantas de más de diez años conmigo, con cada una se fue un poquito de mi historia.

Mi nuevo jardín es pequeño –muy pequeño–, sin embargo lo dejé al cuidado de mi amiga Greta: «a mi no se me mueren las plantas» me dijo, y es cierto porque en la sala de su casa hay verde por todos lados, las tiene en agua, en macetas, trepadoras y derramadas. Yo le agradezco tanto que cuide a las mías porque cuando salgo de mi cuarto caminando como la Miss Universo voy directo a ellas, las observo, las mimo y me acompañan mientras bebo el batido de espinaca y berries bajo el sol.

Relacionarnos con el mundo vegetal, que disfrutemos lo verde, el monte, los árboles frutales, que abracemos los troncos, es un acto de amor puro, yo me lleno las uñas de tierra y lo disfruto y ya no me asquean las larvas que viven en el lodo. Esta reflexión me lleva a pensar en las acciones preciosas que hacemos a diario sin que pretendamos ser super humanos, hacer la cama para empezar el día en orden, cocinar un pastel para el sobrino, limpiar la cocina después de hornear, hacer algo nuevo con las manos como mermelada casera o frutos deshidratados, suertero si sabes cantar o escribir poesía y lo compartes con los tuyos, suerte si construyes algo de madera o hierro, si sabes curar las heridas del cuerpo y hasta las del alma, si disfrutas haciendo reír a otros, enseñando a bailar, si sabes peinar, cortar el pelo o maquillar, es precioso si sabes amar sin condiciones.

Esta noche, al llegar Fran después de su agenda de ocupaciones se puso a cocinar, quizá ya les conté –no lo recuerdo–, que a él no le da pereza ir al supermercado bajo lluvia y con frío, con tal de hacernos algo rico, sobretodo porque estamos acá en Siena por unas semanas para estar con Belén y Diego, conocer sus mundos, a sus amigos, caminar con ellos en las calles que habitan y darles más amor, entonces hacer algo rico para disfrutar es parte del todo. Nos sentamos los cuatro a la mesa y cenamos caldo, carne desmenuzada, puré de papas y una ensalada sencilla hecha por mi. Platicamos de sus cosas, exámenes de clases, viviendas, rituales de buena suerte, de recetas, invocamos recuerdos y más, hablamos de las cosas simples de la vida que también la hacen grandiosa.

….Quizá le regale a Diego una lengua de suegra que acompañe a su pequeño cactus….Acá yo solo pensando en voz alta…

(*) Lengua de suegra es una planta muy resistente con propiedades curativas

12 comentarios sobre “LO PRECIOSO

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  1. Que bonito Maria Xavier! Pensé en tu suegra y lo alegre que estaría leyendo tu pluma y disfrutando tu estadía en Siena! 

    Abrazos

    Kathy

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  2. Me alegra saber como disfrutan y reverdecen donde van. Tus letras traen memorias bonitas y esperanza de lo mejor para todos. Abrazos, familia bonita. Carinos.

    1. Me encanta lo que escribís y cómo lo escribís. Y a mí me pasa que cada vez que te leo siento que voy conociéndote más.( aún cuando te conozco bastante)
      Te quiero y te admiro mucho amiga. Lo sabés.
      Un abrazote con muchísimo cariño.

  3. Siempre que te leo me sacas sonrisas y emociones profundas, tus expresiones son tan naturales que puedo vivir lo que narras. Te admiro mucho y le alegra que estés cerca de los tuyos. Saludos

  4. Me encanto sos lo máximo! Una lectura siempre fresca, descriptiva que te hace realmente recorrer los lugares , los objetos y las emociones de la mano de tu pluma ( ahora teclado 😉) . Aplausos de pie !

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