Por María Xavier Gutiérrez
Llegó la víspera de navidad, 24 de Diciembre, y Mujer Urbana cierra el maratón de recuerdos que los amigos y amigas de este blog compartieron con honestidad, revelando experiencias intensas de sus vidas, algunas mágicas, otras duras, pero que todas juntas dibujan el rostro de Navidad, que imagino parecido a un cuadro cubista de Picasso, amorfo, contrastante, dinámico, expresivo pero sobre todo, humano.
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Yo también he recolectado algunas vivencias, no son muchas pues tengo mala memoria: Mi recuerdo más dulce es el de una noche del 24, temprano, caminando en la acera de mi calle con mi papá o mi mamá, -la imagen ya es borrosa-, estrenaba bicicleta e intentaba hacer equilibrio. Ese recuerdo me trae mucha paz. Luego en casa cenamos temprano, solo nosotros, sin visitas, nacatamales.
Lo más lindo de mis navidades eran las sorpresas de los regalos, la costumbre era amanecer el 25 con los juguetes en la cama. Qué cosa maravillosa! La muñeca que camina, la pizarra mágica, mi hermano recibió unos camiones tonka amarillos que en cuando pude le compré a mi hijo, la bicicleta verde montañera de Camilo… El rollo de Santa Claus me rondaba pero no me quitaba el sueño y poco me importó saber que era puro cuento.
Recuerdo una navidad que mi mamá compró un árbol nuevo, artificial y al instalarlo ella no abrió las hojas y el árbol se veía horrible, hasta que alguien llegó de visita y comenzó a abrirlas y ya se veía bonito. Mi mamá forraba cajitas de fósforo para decorar el árbol. También recuerdo que mi hermano Camilo siempre se quemaba los dedos con las tiqui-tracas, su gran placer era tirarlas, dice que le quedaba la mano tiesa cuanto se le explotaban.
Mi mamá creció entre 7 hermanos y cuenta que en la navidad de sus 12 años, sus papas colocaron los regalos en la cama pero ella se despertó a media noche para espiar las sorpresas, ella se encontró con un radio pero a su hermana menor le habían dado un muñeco bello, negro de ojos miel, entonces ella muy astuta intercambió los regalos. A la mañana del 25 mis abuelos tuvieron que convencerla de que hubo un error y se vio forzada a regresar el muñeco. Cuenta que el muñeco era tan lindo que un día desapareció y al rato supieron que había sido robado por la tía Estela. Su radio también era muy lindo.
Gracias a cada uno de ustedes por aportar sus historias, por sus lecturas. Espero que estos relatos nos animen a reencontrar el sentido de la navidad. Se los dice una grinch conversa. ( Navidad por dentro de una grinch conversa)
DALE PLAY: La navidad de Charlie Brown para los niños que llevamos dentro (va en ingles)
Mary, la historia no termina, al tiempo lo bauticé y le puse Julio, la inscribí en una rifa y se saco un juego de ropa para bebé…ese muñeco fue mi último regalo del Niño Dios, todavía lo extraño porque me lo robaron para ser vendido y poder comprar droga, una prima tenía la adición
Impresionante conclusión del cuento tía!
Me divertí!! Me hubiera encantado conocer a ese muñeco.