Cuento por María Xavier / Diciembre, 2025
En Noviembre, mi amiga Lou me pidió que amadrinara para Navidad a una niña que está en un hogar de acogida con unas monjitas. Ahí estará con otras diez o doce niñas en situación similar, mientras el Patronato Nacional de la Infancia de Costa Rica, evalúa si puede regresar o no con su familia.
Le compré colores, dos libros de mandalas, un peluche, algo de ropa, unas pantuflas para que caliente sus pieces, una muñeca, un freesby y otras cositas. Pero también le escribí un cuento corto, que espero pueda dar a Grey unos minutos de contento.
Dedico este cuento corto a todas las niñas del mundo, también a las que ya crecimos y tenemos 20, 54 o 77 años. Al igual, les deseo desde el fondo de mi corazón, una linda navidad.
BUSCANDO LAS ESTRELLAS
Cada noche, la niña Cecilia buscaba a las estrellas arriba.
Pero esa noche, todo estaba extrañamente muy oscuro.
Ceci, se empinó por la ventana pero no las vio.
Luego, se asomó por el lente del más grande telescopio que encontró, y tampoco.
Se subió al techo, luego a la cima de una montaña, pero no estaban.
Sin entender por qué no había estrellas y resignada, Ceci quiso regresar a su cama.
Mientras caminaba, sintió cosquillas en el pecho, ahí cerca de su corazón.
Además, escuchó como si por dentro tuviese objetos de cristal: chilin, chilin chilin…
La niña empezó a reír, algo le daba comezón.
Con sus carcajadas despertó a los gatos, a los perros y a algún pájaro.
Entonces, el pecho se le encendió, y de sus orejas y de su boca, luz salió.
La niña fue corriendo al espejo, para ver ¿qué le pasaba?
¡Vaya sorpresa se llevó! Por su garganta asomaba una punta iluminada.
Entre risas, empezó a sacudir su cuerpo, las piernas, los brazos y el pelo, saliendo de ella, todas las estrellas perdidas.
Eran muchas, tantas que Ceci no las pudo contar.
También había cometas, soles y planetas.
Las ordenó por tamaño para meterlas en su mochila.
Subió otra vez la montaña y desde ahí, estiró su brazo lo más que pudo para colocar a cada una en su lugar.
Fue así como Ceci, formó el universo otra vez, con la luz que ella misma tenía por dentro.
Luego, se fue a dormir.
Fin
Ilustración de portada por María Xavier.


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