SOMOS, el agua del alma

Todas, todos, tenemos algo que contar, y un para qué contar. Algunas sentimos la impronta de hacerlo sin que nos importe el para qué, no queremos morir atoradas con palabras

Andar en mis zapatos…

Como casi todos los sábados por la mañana fui por mi café a la feria comunitaria en San José. El “mae” que lo vende es un gringo alto, con la cara algo desorbitada. Vive en Costa Rica por amor al trópico. Ya me conoce y me contó que había ido a mi país y que era precioso: “Anduve en las Isletas, el volcán Masaya y en… ¡pero si vos no podes ir!”, me dijo...

Cuando no alcanzo en mi cama

Aunque el nido vacío deja estelas de nostalgia, también nos deja la agenda desocupada y todas esas horas colmadas del tiempo de ellos ahora son mías. Me regresa la vibración de esa primera independencia.

LO PRECIOSO

La noche de la mañana en la que me tiré en el sofá, al llegar Fran después de su agenda de ocupaciones se puso a cocinar, quizá ya les conté –no lo recuerdo–, que a él no le da pereza ir al supermercado bajo lluvia y con frío, con tal de hacernos algo rico...

Belleza

Al día siguiente cuando me desperté sentí hondas ganas de decirle al mundo que yo también soy de Nicaragua, entonces hice algo que jamas había hecho durante mi exilio

Cómo dejarlo atrás

Hace un rato que visité mi ciudad sentí ese olor a monte quemado que rellena todo el aire, por kilómetros a la redonda. Ese olor es tan Managua y es tan propio de Nicaragua que cuando lo aspiré me dije "ajá, ya llegué a donde pertenezco".

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